
Cuando hablamos de protección anticiclónica, la mayoría piensa en ventanas, anclajes o instaladores. Pero uno de los elementos más importantes —y menos comprendidos— es la tecnología de las telas utilizadas en las mallas anticiclónicas, cortinas anticiclónicas y hurricane protection screens. Estas telas no son simples tejidos: representan décadas de ingeniería aplicada, pruebas de resistencia y desarrollo para zonas costeras como Playa del Carmen, Cancún y Tulum.
Las telas de protección anticiclónica están fabricadas con materiales avanzados diseñados para soportar condiciones extremas: impactos a alta velocidad, presión de viento constante y ráfagas violentas. Su función principal es absorber energía, flexionar sin romperse y evitar que los escombros golpeen directamente el vidrio.

Una característica clave de estas telas es su entramado controlado. Los fabricantes utilizan patrones específicos que permiten que la tela “ceda” de manera uniforme durante un impacto. Esto evita que la fuerza se concentre en un solo punto y reduce drásticamente el riesgo de rotura.
Además de la tela en sí, el recubrimiento UV y los tratamientos contra salinidad son fundamentales en zonas como la Riviera Maya. Ayudan a mantener su integridad durante años de exposición al sol, humedad y aire marino.
Otra ventaja es su peso ligero. A diferencia de los paneles metálicos, estas telas son manejables, fáciles de almacenar y no comprometen la estética del hogar. Son ideales para propietarios que desean proteger su vivienda sin convertirla en una fortaleza.
Gracias a esta tecnología, hoy es posible proteger cualquier propiedad del Caribe Mexicano con soluciones resistentes, discretas, estéticas y fáciles de instalar. La ingeniería detrás de estas telas es la razón por la que cada huracán se enfrenta con más seguridad y menos daños.
