El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) ha publicado un informe que advierte sobre la posibilidad de superar el límite acordado de 1,5 ˚C para el calentamiento global en este siglo si no se reducen de manera inmediata y drástica las emisiones de gases de efecto invernadero. Ante esta situación, Amnistía Internacional ha expresado su preocupación y ha llamado a la eliminación gradual de los combustibles fósiles.
La organización destaca que si no se introducen cambios transformadores para atajar el cambio climático, las consecuencias catastróficas serán inevitables para las personas en todo el mundo. A su vez, señala que los efectos de la inacción ya son evidentes en forma de fenómenos meteorológicos más extremos que afectan principalmente a quienes tienen menos responsabilidad en el consumo masivo de combustibles fósiles que ha causado la crisis.
Amnistía Internacional llama a los Estados a adoptar cambios legislativos y de políticas inmediatos para abandonar de forma gradual pero rápida los combustibles fósiles y llevar a cabo una transición energética urgente y justa que respete los derechos humanos y proteja a las comunidades que actualmente dependen de economías basadas en los combustibles fósiles, a los pueblos indígenas y a otras personas.
La organización también apoya los llamados a un Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles, jurídicamente vinculante, e insta a los gobiernos a acordar el abandono gradual pero rápido del uso y la producción de todos los combustibles fósiles en las conversaciones sobre el clima que se mantendrán este año en la COP28.
Amnistía Internacional destaca que los avances en las energías renovables pueden reducir enormemente la dependencia global de los combustibles fósiles. Reconocer que la mejora de la eficiencia energética y el desarrollo del transporte público son fundamentales nos conducirá a una trayectoria más sostenible. El potencial de inversión está disponible para construir sistemas energéticos enteros basados íntegramente en energías renovables a más tardar en 2050.
Sin embargo, estos avances pueden ser irrelevantes para mitigar los daños causados al sistema climático si no se restringen drásticamente la producción y el uso de combustibles fósiles en el mundo. Los Estados ricos también deben aumentar de forma considerable su financiación para apoyar a los países de bajos ingresos para que éstos amplíen las energías renovables e introduzcan medidas de adaptación para afrontar el cambio climático y al mismo tiempo compensar de forma adecuada a los más afectados por el calentamiento global.