Guerrero, el pintoresco estado mexicano famoso por sus hermosas playas, está en alerta máxima. ¿La razón? El huracán Otis se acerca rápidamente, y no es precisamente un visitante amigable. Según las predicciones, Otis podría traer vientos que superen los 150 kilómetros por hora cuando impacte en la región, clasificándose como un huracán de categoría 1. Si estas previsiones del Servicio Meteorológico Nacional de México se cumplen, este sería el cuarto evento climático adverso que azota el oeste de México en octubre, el mes más intenso de la temporada de huracanes del Pacífico.
Las consecuencias de la presencia de Otis ya comienzan a notarse. A medida que sus nubarrones ominosos rodean el ojo del huracán, Guerrero enfrenta lluvias torrenciales, mientras que Oaxaca experimenta aguaceros intensos. El Estado de México, Morelos y Puebla también se preparan para lluvias severas. El Servicio Meteorológico Nacional ha emitido advertencias para estas áreas, advirtiendo sobre la posibilidad de “reducción de visibilidad, deslizamientos de tierra, encharcamientos o inundaciones, junto con el aumento de los niveles de ríos y arroyos”.
Las regiones costeras de Oaxaca y Guerrero enfrentan la amenaza de vientos de hasta 100 kilómetros por hora y olas de hasta 5 metros de altura. Como resultado, las autoridades meteorológicas han declarado una “zona de precaución por efectos de huracán” que abarca los municipios guerrerenses entre Punta Maldonado y Zihuatanejo.
Otis llega en un octubre turbulento, marcado por fuertes vientos y lluvias intensas. Además, se encuentra cerca del final de la temporada de huracanes del Pacífico, que se extiende de mayo a finales de noviembre. Justo el sábado pasado, el huracán Norma tocó tierra en Baja California como huracán de categoría 2. Apenas 11 días antes, el huracán Lidia azotó Jalisco como una tormenta de categoría 4, siendo el más fuerte que ha afectado a México en 2023. La furia de Lidia resultó en dos muertes y más de 5,000 viviendas afectadas en Jalisco y Nayarit. Justo antes de Lidia, las lluvias de la tormenta tropical Max provocaron dos muertes y dañaron más de 90 viviendas en Guerrero. Ahora, Guerrero se prepara nuevamente para enfrentar un fenómeno meteorológico amenazante.
