El ecuador es una franja de miles de kilómetros a lo largo de tres océanos donde no se han registrado huracanes. Estos fenómenos meteorológicos se forman debido a una serie de circunstancias relacionadas con la presión atmosférica, la temperatura del mar y del aire, la profundidad del agua y la humedad atmosférica, así como el efecto Coriolis, que es una fuerza ficticia o aparente causada por la rotación de la Tierra. Esta fuerza débil en el ecuador no es capaz de insuflar suficiente fuerza de rotación al viento para hacerlo girar a lo largo del perímetro de una zona de bajas presiones, una de las condiciones básicas para la formación de huracanes, por lo que es prácticamente imposible que se formen huracanes cerca del ecuador.
Aunque es posible que se formen huracanes cerca del ecuador, como lo hizo el tifón Vamei en diciembre de 2001, es una excepción rara y probablemente no vuelva a ocurrir en los próximos 100 a 400 años. Los huracanes tampoco se forman en la franja de latitudes entre los cinco grados a norte y sur del cero ecuatorial, y rara vez cruzan el ecuador debido al efecto Coriolis y su variación a lo largo de las latitudes, llamado efecto Beta.
Las tormentas tropicales se desplazan como los vientos que predominan en esas latitudes: hacia el oeste y hacia los polos (es decir, noroeste en el hemisferio norte y sudoeste al otro lado del ecuador). Cruzar el ecuador es técnicamente posible para un huracán, pero es extraño debido a estos dos factores que nunca se han observado. A veces se considera que la rotación opuesta de las tormentas tropicales en los distintos hemisferios debido al efecto Coriolis podría estar detrás de su tendencia a no cruzar, pero los expertos sugieren que la “inercia” de los vientos predominantes es el principal motivo.
En conclusión, aunque el ecuador es una franja de miles de kilómetros a lo largo de tres océanos donde no se han registrado huracanes, es técnicamente posible que se formen y crucen, aunque es raro debido a una combinación de factores, incluyendo el efecto Coriolis y el efecto Beta. Los huracanes y otras tormentas tropicales son fenómenos meteorológicos complejos que dependen de múltiples variables, lo que los hace difíciles de predecir con precisión y por eso es importante estar preparado ante cualquier eventualidad.